Vivimos demasiado preocupados por el dinero, el tiempo y resultar atractivos al mundo; y esta es la forma perfecta de sufrir, porque nunca tendremos suficiente. Sin embargo vivir del revés a esta corriente de pensamiento (capitalista y solitaria) provoca el efecto contrario. Practicar el despilfarro y el hedonismo es tocar la felicidad, disfrutar, vivir.
A estas alturas de la vida, todos ustedes habrán leído/oído algo de las vanguardias de principios del siglo XX: El dadaísmo, el surrealismo o el futurismo (en cuyo manifiesto, Marinetti dejaría dicho:“... declaremos que el esplendor del mundo se ha visto enriquecido con una nueva belleza: la belleza de la VELOCIDAD...”.
Las vanguardias entonces y siempre, se han caracterizado por el rechazo a la cultura establecida, y en aquel momento todas las artes se dejaron sentir por la impronta de movimientos más o menos alocados. Se cultivaba el verso libre, el antipatriotismo, cierto nihilismo estético y la experimentación.
A medida que avanza el siglo aparecen nuevas vanguardias y movimientos (Accionismo vienés, Fluxus..) que plantean novedosos puntos de vista, como que hasta ese momento solo se había utilizado las manos para pintar, o ver el cuerpo como arma artística frente al carácter represor del estado y la religión.
Con todas las historias de Mayo del 68, el feminismo y la politización del discurso, el arte y la cultura tomaron unos derroteros demasiado intelectuales y aburridos. Así que, cuando llegan los años 80 nos encontramos una Europa industrializada, culturizada y fascinada con el Nuevo Mundo, que hacía ya mucho que no era nuevo y se focalizaba en USA.
Sé que historiadores y estudiosos se echarían las manos a la cabeza por mi ramplona explicación de las vanguardias, pero creo que resulta más entretenido y accesible resumiendo hasta la ofensa. Confío que me perdonen. (Yo hubiera agradecido que alguien me hablara así del arte por eso lo hago).
El caso es que Italia, que tiene -de siempre- un fascinante sentido de la proporción y el color da cobijo a una chavalería llena de ilusión y vocación estética precisamente cuando se inician los 80. Jóvenes diseñadores, arquitectos, fotógrafos, periodistas y pintores se unen a través de un maravilloso instinto antiburgués y un edificante sentido del espectáculo. Les gusta Bob Dylan y la canción Stuck inside of mobile with the memphis blues again. Por eso deciden llamarse Memphis group.
A mí sus propuestas me remiten más al Italodisco, pero qué le vamos a hacer... El nombre de "Memphis" es chulísimo igualmente.
El arquitecto y diseñador austriaco Ettore Sottsass lidera el grupo que se reúne de forma más o menos fundacional en 1980 y se dan un año para crear algo chuli y presentarlo en el Salone del Mobile (una feria de interiorismo y decoración) del año siguiente. Y eso es lo que hacen. Se olvidan del utilitarismo y la funcionalidad de los objetos, y se centran en la estética para crear un universo delirante y geométrico.
Aunque no lo reconocieran directamente, sus influencias venían del Art Deco, el Pop Art y la escuela Bauhaus, y el resultado es algo que aunque hoy nos parezca "ochentero" (ellos mismos sentarían las bases estéticas de la década) en aquel momento supuraba excentricidad e impacto.
Hacen lámparas, sofás y todo tipo de objetos, y crean espacios sin pretensión alguna, pero totalmente sublimes. El Memphis group reniega de las teorías académicas y se centra en el deleite sensitivo. Como viene ocurriendo en la cultura y el arte (y cada vez más rápido) el propio sistema que rechazan les absorbe y en cierto modo les exprime. Cada uno de los integrantes, desarrolla su carrera de tal modo que el grupo se desintegra oficialmente en 1988. Hoy algo similar duraría a lo sumo un año. El vértigo que adoraban los futuristas y al que se subieron los Memphis, es hoy el pan nuestro de cada día gracias a internet y el capitalismo feroz, que esparce y devora el talento triturándolo como meras modas pasajeras.
Así que todo lo que podemos hacer es gozar, disfrutar y vivir nuestro presente de la forma más artística posible. Utilizar nuestro tiempo en cultivarnos y gozar ¿No creen?
¡Viva el Memphis group, viva las vanguardias y viva el confort estético! Tengan ustedes un puente fenomenal...
Lo dice Diana Aller