Según la wikipedia “Una parafilia (del griego παρά, pará: ‘al margen de’, y φιλία, filía: ‘amor’) es un patrón
de comportamiento sexual en el que la fuente predominante de placer no se encuentra en la cópula, sino en alguna otra cosa o actividad que
lo acompaña. Suelen, aunque no necesariamente, suceder principalmente porque la
persona que las practica ya ha tenido una cantidad muy elevada de placer
sexual, que llega un momento en que lo poco no la satisface y quiere más y más
de aquella actividad para sentir el orgasmo o excitarse.” Lo más interesante es
que la wikipedia termina este párrafo con un ilustrativo “(Ver adicción)”.
A mí que se relacione todo lo que es no es cópula en el sexo
con adicción, me causa un pequeño desasosiego. Sobre todo al pensar que ustedes
y yo, desde este prisma somos unos adictos.
El heterofalocentrismo imperante, excluye de la sexualidad
normativa, por ejemplo la manipulación manual o bucal de genitales, lo que
convierte el orgasmo femenino clitoridiano de un considerable número de mujeres
en una parafilia o desviación sexual, ya que el simple hecho de ser penetradas
por un pene, no les provoca un orgasmo.
Así que, desde este prisma, hoy me dispongo a hablar de
degeneración y perversión sin parar, aunque me refiera a algo tan inocente como
acariciar la zona vulvar durante el coito o lamer un falo antes de una rítmica,
frenética y estimulante penetración vaginal.
No sé si aburridos de ayuntar heterosexualmente o no, pero
estoy segura de que un altísimo porcentaje de los que están leyendo esto, han
obtenido placer sexual por otros medios tildados de parafílicos.
PARAFILIAS HABITUALES:


-Spanking: Esto que así suena tan exótico, no es ni más ni
menos que recurrentes azotitos o nalgadas, propios de los momentos de furor
erótico. Pese a ser una reacción muy habitual, se considera una parafilia. Como
siempre, el problema no estriba en su práctica (saludable en cualquier caso)
sino en la imposibilidad de deleite sexual sin dar o recibir azotes.
-Sexo anal: El ano está cubierto de una piel muy fina y sensible,
parecida a la de los labios o los pezones. De ahí, que convenientemente
estimulado reaccione. En el caso masculino, además se encuentra muy cerca del
punto g (que se situaría a unos 4 cms en el interior del recto). Sin embargo
hay mucha mitología y mucha incertidumbre con respecto a este tema. Aunque lo
trataré en profundidad próximamente, voy a enunciar algunas cuestiones básicas
a modo de introducción:
*La penetración anal no es dolorosa pero sí molesta. Para
poder realizarla cómodamente es necesario lubricar la zona y relajarse. Lo
ideal es reservar esta práctica para un momento de máxima excitación, será
mucho más placentero.
*Aunque sea una obviedad no está de más recordar que porque
a un hombre le guste ser penetrado, no tiene porqué ser homosexual.
*Aunque muchos chicos no se atreven a decirlo ni a pedirlo,
es bastante común que les guste que les introduzcan un dedo en el culo durante
el coito.

*Con la práctica, el ano “aprende” a abrirse
convenientemente. Tal y como me comentaba ayer mi amigo A. “Si tienes el culo
como una pasiva, que es un bostezo, aguantas todo más”.
*De la misma forma que la ignorancia y mitología homosexual
aun predica que en una pareja uno ha de tener un rol masculino y otro femenino,
hay quien cree que el sexo anal es el coito gay. Afortunadamente hay tanta
variedad amatoria, tantos y tan diferentes gustos y personas, que es imposible
establecer pauta alguna en cuanto a comportamiento marica. Hay activos, hay
pasivos, hay versátiles, hay vírgenes, hay no practicantes, hay hasta santos…
hay absolutamente de todo.
Asfixia erótica o ahogamiento sexual: Cuidadito con esto
porque es una auténtica chorrada y se puede acabar perdiendo la vida.
Desaconsejo totalmente su práctica, por lo fácil que resulta que “se nos vaya
la mano”. Verán, si mientras se masturban, practican el autoahogamiento, se
llega a un estado semialucinógeno, muy placentero propiciado por la disminución
de oxígeno en el cerebro, pero incontrolable del todo. La hipoxia, que es como
se llama, se cree que propició la muerte de Mario Biondo, marido de Raquel
Sánchez Silva, que para mayor escarnio fue encontrado con un pañuelo palestino
al cuello.
También el actor David Carradine, fue hallado muerto de una
guisa bochornosa: En un armario de una habitación de hotel en Bangkok, con un
cordelito atado al cuello y otro a la polla.

Obviamente tenemos noticia de los muertos por esta práctica,
y no sólo ilustres, pero no de todos los que no mueren por ello, que deben ser
muchos. En pareja apretarse un poquito el cuello, puede tener su aquél, pero
yo, por si acaso, recomiendo no hacerlo.
PARAFILIAS MENOS HABITUALES
Siento ser reiterativa, pero repito que ninguna parafilia es
perniciosa, a no ser que no cuente con el consentimiento adulto de quien la
practica. Dicho esto, vamos con cosas más raritas. Raritas por poco habituales de facto, aunque no de pensamiento.
Entre las sfantasías sexuales femeninas, hay dos que por lo
visto son las más recurrentes (aunque he de confesarles que yo no he invocado
jamás ninguna de ellas) el sometimiento o violación y el sexo lésbico. Mientras
son fantasías, no se consideran parafilias como tales, pero una vez que se
llevan a cabo, aunque sean como juego… pues sí.
De hecho sé de muchas chicas a las que les encanta
interpretar el papel de mujer sometida a la fuerza, y de otras tantas que pese
a su militancia heterosexual han probado el calor de un coño amigo al menos una
vez en la vida. Entre la gente más o menos conocida, también ocurre esto, como folclóricas
varias, que han catado esporádicamente la bollería fina. Pero ¿Qué hay de las
chicas de la cultura independiente? Pues siento defraudarles, pero en este punto, no tengo ningún
chismorreo jugoso, ni anécdota contrastada para ilustrar.

Apotemnofilia: Excitación por la idea de ser amputado.
Autonepiofilia: El estímulo es utilizar pañales y ser tratado como un bebé.
Avisodomía: Relación sexual con aves. Coprofilia (coprolagnia): el uso de
excremento en la práctica sexual (ya sea observando cómo defeca otra persona o
untándose excremento sobre el cuerpo). Dysmorfofilia: Atracción hacia personas
deformadas (mastectomizadas, jorobadas, etc). Emetofilia: Podría ser la
obsesión por escuchar a Eme dj todo el rato, pero no; es la excitación sexual
proveniente del acto de vomitar. Formicofilia: Excitación sexual al reptar de
insectos o animales pequeños (hormigas, caracoles, gusanos, etc.) sobre los
genitales. Gregomulcia: Excitación por ser manoseado por una persona
desconocida en una multitud. Hibristofilia: El deseo por una persona que haya
cometido una atrocidad. (Muy usual en cartas que reciben los encarcelados).
Misofilia: Atracción sexual por la ropa sucia. Nosolagnia: Excitación
proveniente de saber que la pareja tiene una enfermedad terminal. Ofidiofilia:
Provocar estimulación sexual usando reptiles o también al practicar el acto
sexual con los reptiles. Olfactofilia: Excitación debida al olor de la
transpiración, especialmente de los genitales. Urofilia o Lluvia Dorada: La
única excitación proviene de orinar o ser orinado por la pareja.
Sin embargo no todas las parafilias resultan desagradables (menos mal, porque a estas alturas, me están entrando ganas de arrojar [=vomitar]).
Las hay que son hasta hermosas o “cultas”. Un buen amigo mío disfruta mucho
sexualmente si le hablan en otras lenguas ( xenoglosifilia), pero –y
esto es lo curioso- sólo si son lenguas constitucionales del estado español; en
particular gallego y sobre todo euskera. De hecho su lema suele ser “Quiero
encontrar un vasco, que me deje el culo hecho un asco”, que aunque parece un
ripio de Carmen de Mairena es una crudísima realidad que comparte (no en
interés anal, sino en el vascuence) con I. C., una pizpireta promocionera
musical y excantante de pop. Los vascos, ejercen una extraña fascinación sobre
muchísima gente, tal vez por su rudo aspecto, por los deportes bestias que
practican o por el rh negativo. A saber…
También existe mucha afición a por ejemplo grabarse o
inmortalizarse solo o en pareja. Práctica no exenta de peligro: Pamela
Anderson, Paris Hilton, Kim Kardashian, o la simpar Olvido Hormigos lo hicieron
y les vino muy bien a sus carreras y popularidad. Pero hay que tener mucho
cuidado precisamente por el uso de esas imágenes, que por un momento de
gustirrinín pueden arruinar un trabajo, una credibilidad o una vida
profesional. Desgraciadamente no se termina de entender como algo natural y
perteneciente al ocio personal.
La chavalería del mundo indie no muestra filias sexuales
particulares (como excitarse con el olor de la sala Apolo, por ejemplo), pero
tras una cuestación en redes sociales, he obtenido conclusiones jugosas:

Espero que este somero repaso haya sido didáctico y les haya
dado alguna idea de cómo gestionar su ocio sexual. Pero sobre todo, no se
sientan personas aburridas, si los que les gusta es un revolcón de vez en
cuando, sin rarezas ni exotismos. Intuyo que la mayoría somos así.