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-Terelu: A Terelu le daría a elegir: Que estudie una carrera o que se vaya de coperante al tercer mundo. Soy muy generosa, lo sé.



Al llegar a Schiphol, he caminado con la calma del desconocido, con la alegría buscada de saberse no esperado... Y todo el halo de autosuficiencia se ha roto cuando he comprobado, como me ocurre cuando viajo a lugares evolucionados, que la taza del wc estaba a una altura casi infranqueable para una persona como yo, de estatura media en un país en vías de desarrollo.Al comprar el ticket del tren, he conocido a David. No habla ningún idioma aparte del castellano, que lo pronuncia raro porque es de Málaga. Había perdido el avión de ayer donde iban sus amigos. Me ha dicho que se había quedado dormido y que venía a hacer lo mismo que hace en Espana, pero en Holanda.
Le he dado mi teléfono. Me ha dicho que igual me da un toque esta noche.
Amsterdam es muy tú. Mucho ladrillo. Lo recordaba más gris y menos rojo.
He cruzado el centro entero bajo la lluvia. Me he cubierto la cabeza con un panuelo para protegerme del frío (mucho) y la lluvia. Parecía que en lugar de Espana, venía de Cracovia.
Me ha llamado Dani García, que iba camino de Milán (Así, como quien va camino de Algete). Dani es el editor de moda y estilo (como título me encanta) de Vanity Fair Espana. Me ha propuesto una colaboración de esas que hago yo como eficiente mercenaria periodista que soy. El primer recuerdo que tengo de Dani es en la planta de arriba de la Vía Láctea, donde pinchaba yo con Borja el siglo pasado. Pedía canciones chulísimas y bailaba poco. Le recuerdo con un lacoste granate nada apropiado para la Vía Láctea. Dani en el fondo es un rebelde, a su manera, pero lo es. Por supuesto he aceptado, así que manana necesitaré un ratito para escribir , vale?
Por fin he llegado al Hotel, es uno de los cienes que hay por aquí, te va a encantar. No sé qué significará que en el suelo de la entrada esté dibujado esto. Igual es un escudo de armas posmoderno, seguro que tú desentranarás el enigma...
Mira, ésta es la habitación. Moqueta, pero amplia. La ventana da a un patio agradable, aunque, la verdad, me ha decepcionado un poco no tener vistas al canal.
He dejado las cosas y me he ido a pasear por Leidseplein. Es como estar en casa: HM, McDonalds... La principal diferencia es que hay bastante coffee shops.
Respeto tu negativa a consumir, pero me encantaría que al menos me acompanaras algún día antes de cenar. Aunque me da lástima que te pierdas esa inigualable sensación de que cualquier cosa es un manjar (pura ambrosía, que dirías tú).
He entrado a comer en un sitio y como me gusta hacer, he pedido algo que desconozco, y, como suele ocurrir, me ha encantado (y sin fumar ni un porro!). Eso sí, imposible acabármelo...
Me he dado un largo paseo en paralelo para no perder las coordenadas.
Te he echado de menos por lo bien que te orientas, he hecho un itinerario básico, mirando escaparates, y me he comprado unas gafas de sol por 5€. He estado a punto de comprarte otras, redonditas, como las que quieres. Pero eran más Lady Gaga que Azana, así que he desestimado la idea.
Me he echado una siesta y al despertar he pensado que estarías haciendo tu examen. Espero que a tu regreso veas esto y sirva como punto de partida de una nueva vida. Ya no eres estudiante, qué alivio para ti... Pero eso significa también que un doliente Carpe Diem se apoderará de la vida a partir de ahora. La juventud, que se escapa sin darse cuenta entre nuestras manos, transformando todo en recuerdos. Pero también nuevos horizontes y esperanzas. Las más cercanas, encontrarnos en la estación Centraal. A eso de las 9 de la manana, estaré por ahí.
Me gustas. Bastante.
Lo dice Diana Aller