Indefectiblemente a los nombres propios Luis Medina y Rafael Medina, suele ir unido el calificativo "elegante". ¿Por qué? Porque la gente es cateta, y una vez aprenden una coletilla, la sueltan para demostrar que saben de lo que hablan cuando en realidad no tienen ni idea. Rafa Medina regenta una tienda ultracara llamada Scalpers, que pretende ser transgresora y pija y por casualidad acierta alguna vez en lo primero y a menudo en la parte más fea de lo segundo. Se va a casar en breve y se va a armar una muy gorda, donde los cronistas se empeñarán de tildar de "elegante" a todo el mundo, porque de antemano, piensan que ha de ser así. Pero claro, los hermanos Medina coleccionan títulos y son hijos de Naty Abascal, y eso ya, es un plus. Hay que reconocer que ella es elegante como pocas: Añade siempre a sus estilismos un toque de locura, un detalle rompedor, un color inapropiado... y eso supone algo tan idefinible, delicado y difícil... de lo que adolecemos la mayoría: gusto.
Luis y Rafa, no. No dejan de ser unos señoritos andaluces sin cultura ni gracia. Hay quien dice que también sin dinero (Su padre, el difunto anterior duque de Feria, que gustaba de fotografiar niñas -y lo dejo ahí- se fundió toda la fortuna familiar). Por lo visto, su futuro depende de las herencias de sus mayores cuando mueran...
El caso es que gustan de muscularse y llevar ropa ceñida, un poco estilo rumano mezclado con sevillano de Cortijo. Suelen llevar chaquetas relativamente aparentes, que combinan con camisas blancas de camarero, pantalones que quedan mal de culo y zapatos espantosos. Porque sí, es en en el calzado donde mejor se define la gente desde el superficial punto de vista estético. Basta ver cómo se atrezzan para la anual fiesta hippy de Ibiza, o cómo entienden el punk (y esto último, hasta duele en las retinas. Observen el cúmulo de despropósitos):

Buscando en google "Hermanos Medina" me aparecen estos panchitos, que aunque tampoco me parecen elegantes, sí me provocan una sonrisilla cómplice no sé de qué...

La elegancia masculina es ciertamente difícil, sobre todo porque las prendas de vestir se limitan a un rango menor de acción, pero, los mejor vestidos son siempre eruditos musicales o, directamente músicos. No es de extrañar que el mundo de la moda se nutra directamente de los iconos musicales, sin duda la influencia más positiva en la juventud. Por eso, hago aquí un listado de mis conocidos más elegantes:
10. Fernando Vicente Meirás: Sus camisetas garajeras, y la comodidad como estilo, le hacen entrar con fuerza en esta lista. Aquí, va vestido de explorador, algo muy común en él.

9. Javier Liñán: Se dedica a la música y lo mismo porta un look Cantinflas que americanas ribeteadas.

8. Borja Prieto: Maniático de las camisetas desde que nació, tiene clarísimo cuándo algo le gusta y cuando no, cualidad que admiro muchísimo y que creo que han heredado sus hijos.

7. Cito Ballesta y Pablo López. Comparten puesto y gusto por el buen pelo, del que ambos pueden hacer gala.

6. Fernando Porres, siendo lo más alejado que puedan imaginar a un sex-symbol, sabe sacarse partido como nadie, y hace del vestir, un arte que destroza en eternas noches de fiesta.

5. Daniel Fletcher: Su pasado mod le delata a cada paso, y aunque va cambiando en gustos y quehaceres, prioriza ropa y aspecto en su vida, cosa que los de su alrededor agradecemos. Su fuerte son las americanas y los zapatos.

4.
Jota Valencia: Ha sido modelo de pasarela, pero podría ser actor, como un Imanol Arias refinado o galerista en NY. Pero no, Jota es estrella de profesión. (
Aquí mismo le nombran sólo por portar una camiseta chula, no les digo más). Es elegante por dentro, y eso, se nota por fuera.

3. Juanma Cabezón: Sus camisas no son de este mundo. Es estiloso como pocos. Y si alguien piensa lo contrario, es como para pegarle una paliza.

2. Mauro Canut: Un cuarentañero que mezcla el psicobilly, el underground y toda la historia del rock, con un estilazo bárbaro. Y encima, aquí posa con Melody. Lo más.

1. Raúl G. Laynez-Coca: No se deja influir por modas ni modos y tiene dos vertientes perfectamente diferenciadas. Por un lado la árida geometría en formas y colores. Por otro, el aire deportivo italiano. Siempre perfecto. (Aquí, con auténtico sombrero amish)

Lo dice Diana Aller