(Esto es lo que aparece en google imágenes al buscar "trepanación". No termino de entender porqué)En los años 20 (del pasado siglo, evidentemente) se encontro en Siberia, el craneo de un mamut de unos 12000 a 14000 años de antiguedad, con un orificio perfecto de unos 120 mms de diametro. Se pensó en principio que el animal había sido abatido por un disparo, pero investigaciones posteriores (que no alcanzo a entender) desvelaron que el orificio no era postmorten, así que... ¿Quién tenía armas de fuego hace 12000 años?.
Aun no se ha dado una explicacion que convenza de este hecho, pero este craneo esta expuesto en el museo de ciencias naturales de San Petesburgo. El agujero, sólo podría haberse hecho por una bala por su redondez y su entrada limpia. De ahí el misterio.
Hay quien dice que, científicamente es posible datar unos restos, pero no determinar si una lesión ósea fue post mortem o no (la sangre adherida a los huesos tiene un tiempo limitado, luego las bacterias consumen cualquier prueba comprobable). Sin embargo, hay quien apunta que el tejido óseo, es un tejido vivo, y se sabe cuando hay una fractura post mortem o antemortem, el hueso reacciona como la piel o cualquier otro organo...
De cualquier forma ¿Quién y cómo seccionó el cráneo del animal?
Se sabe que culturas ancestrales practicaban la trepanación por distintos motivos. Lo sorprendente es que en lugares muy distintos, separados en kilómetros y tiempo.
Parece probado que los antiguos pobladores de nuestro planeta tenían claro que cavar esta suerte de tercer ojo en el cráneo, suponía una limpieza de espíritu, un exorcismo de algún mal o la curación de alguna inexplicable locura.
El momento de mayor florecimiento de esta extraña técnica quirúrgica es el neolítico. Los datos de este período son escalofriantes. Solamente en Europa se conservan más de 500 cráneos trepanados, algunos de ellos con varias incisiones. En algunas regiones de Francia, en donde se conservan más de 250 cráneos trepanados, los enterramientos realizados en grutas y cuevas han ofrecido datos espectaculares. Por ejemplo, en Baumes-Chaudes, de los 350 cadáveres inhumados, 60 cráneos habían sufrido una o varias trepanaciones, es decir, un 17% de los pobladores. Otro dato interesante es que la gran mayoría de los trepanados, -y no solamente en este yacimiento arqueológico- pertenecen a varones.
En Perú, un tal Squier encontró en 1863 un cráneo trepanado. En este momento comienza el estudio sistemático de este tipo de arriesgadas operaciones quirúrgicas de varias culturas precolombinas y su comparación con los primeros cráneos descubiertos en Francia. Las herramientas empleadas eran muy primitivas. Cuchillos o cinceles de sílex para cortar y hacer de palanca para la extracción de un hueso, junto a medidas terriblemente precarias en lo que concierne a la higiene, debieron de ser los métodos empleados para trepanar a un desgraciado, quiero imaginar que drogado de alguna forma.
En el Egipto Antiguo también se estilaba esta bonita moda. A algunos faraones se les perforaba la cabeza cuando se creía que su muerte estaba cercana. Tal vez nunca se sepan los porqués de estas intervenciones.
Actualmente se practican trepanaciones, aunque de forma realativamente "controlada" para cierto tipo de tumores cerebrales. El proceder es bien diferente y con las medidas de asepsia y analgesia habituales en los centros sanitarios.
Ahora bien, he escuchado algo que me ha dejado preocupada. Al parecer en Holanda, se está poniendo "de moda", trepanarse el craneo. Jóvenes (supongo que drogados como sus ancestros o más) se perforan el cerebro con inusitada alegría. No he encontrado información fidedigna al respecto, por lo que puede ser una sórdida leyenda urbana. Sin embargo estas prácticas (junto con cortarse la lengua para hacerla bífida y atrocidades parecidas) parecen existir en el inconsciente colectivo, como un resquicio, una herencia residual de algún evidente remedio para nuestros males.
Si con el desplome bursátil y/o un pequeño "escape" del acelerador de partículas y/o las tremendas inclemencias climatológicas, acabáramos volviendo al salvajismo... ¿Creen ustedes que nuestra naturaleza, nuestra cultura dormida, nuestro instinto... nos llevaría a solventar ciertos males agujereando nuestras cabezas? No sé por qué, pero yo creo que sí.
Lo dice Diana Aller