En un acto de contrición sin precedentes en mi-en apariencia abultado- ego, y sobre todo, en vista de que una era, un nuevo mundo o una forma diferente de entender la vida va a surgir; me he decidido a abrirles un poco mi corazoncito.

Nunca le dije a nadie que tenía un blog, ni siquiera al marido que tenía cuando comencé a escribirlo. Escribía sin pensar que hubiera nadie detrás. Que no había ojos que pasaran por estas líneas. Era la continuación natural de mis diarios juveniles, donde abordaba temas variados, dibujos, y pinceladas de mi vida. Era casi libre. Casi, porque sabía que estaba expuesto a cualquiera. Desde entonces he recibido amenazas, una considerable colección de insultos, algún trabajo, amigos que se han hecho admiradores y admiradores que se han convertido en amigos. Me han denunciado y suprimido entradas poco correctas políticamente; y yo misma he tenido que poner en conocimiento de una unidad de delitos telemáticos (internacional) de la policía, ciertos problemas que ha tenido mi blog como epicentro.

A pesar de tantas alegrías y penas; y de mi perfectamente disimulada timidez, siempre he sospechado que escribo un blog, por desajustes con mi autoestima. (Esto es la definición misma de "bloguerx", para qué nos vamos a engañar).
Así que, como he hecho en alguna ocasión (
aquí me sinceré bastante) voy a escribir, como suelo hacer, sin pensar que hay alguien detrás. Aunque luego, como me pasa siempre cuando caigo en la cuenta de que sí que pasean pupilas por aquí, me arrepentiré. Seguro que ustedes son también de los que le encuentran gustito a tropezar una y otra vez con la misma piedra.
Ahí voy, pues:
-Disfruto como una loca barriendo. Tengo tan interiorizado el rechazo del feminismo más academicista hacia las tareas del hogar, que me siento una forajida intelectual, una rebelde, la Ché Guevara de la limpieza. Y barro que da gloria verme: rincones, parquét, bajo las camas, pelusas, motas de polvo invisibles... lo doy todo con la escoba.
-Me gusta limpiarme las orejas con bastoncillos de algodón y he llegado a hacerlo hasta 10 veces en un día. Sé que no es sano, pero lo disfruto mucho. En general, cualquier cosa que sale del cuerpo, me provoca muchísimo placer.
-Me duelen las críticas cuando son infundadas, pero cuando son verdad (que soy una inculta, que siento envidia de las guapas o que no soy periodista) me sonrío y me siento un poco halagada. En
mi blog de Divinity me ocurre mucho (¡y eso que no ejerzo la total libertad que me gustaría en cuanto al tratamiento de los temas!).
-Me encanta Elton John. (No él, sus canciones).
-A los 13 años quería dejar de vivir. No me veía capacitada para hacer carrera en este mundo. Una nariz rota (en el parto, al nacer) con caballete, era la culpable. No me dejaba fotografiar, vivía pendiente de mi inmenso complejo, daba por hecho que yo no valía nada y un martes por la noche entré llorando en el dormitorio de mis padres. No recuerdo cómo expuse la situación, pero se asustaron lo suficiente como para llevarme a un médico. El doctor me pidió que le hiciera una redacción exponiéndole por qué deseaba tener otra nariz. Como lo único que se me ha dado excepcionalmente bien es escribir, pensé "prepárese amigo doctor". Al día siguiente me hicieron las pruebas preparatorias. El cirujano me advirtió "No te voy a operar de aquí" (señalándose su propia nariz), "sino de aquí" (apuntando a su cerebro de adulto). En efecto, así fue. Tomé el camino fácil, me ahorré mucho sufrimiento y desde entonces me encanta mi nariz, y sobre todo, me encanto yo. Aunque, mirándolo de otro modo, el camino fácil hubiera sido suicidarme.

-No me queda claro cómo es el tema fecundación/relaciones sexuales en las aves. Nunca me lo han explicado bien, ni me he atrevido a preguntar No distingo si la rotación o la traslación corresponden a un día o a un año. Me resulta imposible situar la República Checa o Teherán en un mapa. No comprendo por qué una mosca no muere estampada en una luna dentro de un coche en movimiento. Tampoco sé si los mamuts, el Frigodedo, Florinda Chico, los bics naranja... existen todavía. Vivo, en definitiva, en un caos intelectual, sin base sólida alguna.
-Tengo catalogados los mocos según su tipología. Mis favoritos son los que parecen resecos a la entrada, pero al tirar de ellos, se nota cómo arraigan con una masa viscosa bien grande, cuya salida permite entrar el aire con una violencia y una sensación de pico-goce-frescor, sólo semejante a esnifar vicks vaporub.
-Tengo cara de delgada y chocho de gorda, pero en realidad no soy ni lo uno ni lo otro.
-Tal vez por análogo desafío al feminismo del barrer, me complace cierto grado de humillación (mínimo en cualquier caso) en la intimidad. Tengo la teoría de que cada individuo de la misma forma que es caluroso/friolero o madrugador/trasnochador; tiene en su intrínseca naturaleza un arraigo de amo o de esclavo. Yo soy friolera, madrugadora y esclava.
Me he sincerado como pocas veces hago, espero que lo valoren, y en sus comentarios hagan lo propio. Quiero conocerlos.
Lo dice Diana Aller